miércoles, 28 de septiembre de 2022

Naufragios (1542) Álvar Núñez Cabeza de Vaca

 


Álvar Núñez Cabeza de Vaca nos regala en este fantástico relato las fabulosas aventuras que vivieron tanto él como los otros tres supervivientes de la expedición a la Florida americana. Comenzó la expedición en Sanlúcar de Barrameda en junio de 1527. Eran 5 naves y unos 600 hombres. En Cuba sufrieron tormentas tales que la flota se vio muy menguada, pero pusieron pie en Florida en 1928. Decidieron abandonar las naves y continuar caminando, lo cual fue un grave error. La expedición terminó en 1937, cuando los supervivientes consiguieron regresar a territorio civilizado atravesando el sur de América y gran parte de México. Por el camino fueron esclavos, comerciantes, y lo que es más increíble, reputados médicos entre los indios.

Quizás este relato apenas tenga trascendencia en España, entre tantos y tan gloriosos hechos que tuvieron cabida en nuestro siglo más dorado, pero se trata de la primera visita occidental a territorio norteamericano y al norte de México, y por lo tanto documento de máxima importancia historiográfica y etnográfica.

Nada que ver con las gloriosas conquistas de Cortés o Pizarro, sino más bien acumulación de hambre, muerte y desgracias. Ya desde que los hombres entran en la mar comienzan los peligros. El golfo de México se ha caracterizado siempre por la violencia de sus tormentas.

 

A esta hora el agua y la tempestad comenzó a crescer tanto, que no menos tormenta había en el pueblo que en la mar, porque todas las casas y iglesias se cayeron, y era necesario que anduviésemos siete ó ocho hombres abrazados unos con otros, para podernos amparar que el viento no nos llevase; y andando entre los árboles, no menos temor teníamos de ellos que de las casas, porque como ellos también caían, no nos matasen debajo.

 

El valor necesario para tales emprendimientos se dio particularmente entre portugueses y españoles, no sé yo si por el tamaño de su honra, por su idiosincrasia o simplemente porque era lo propio de aquellos tiempos.

 

…y que yo quería más aventurarme al peligro que él y los otros se aventuraban, y pasar por lo que él y ellos pasasen, que no encargarme de los navíos, y dar ocasión que se dijese que, como había contradicho la entrada, me quedaba por temor, y mi honra anduviese en disputa; y que yo quería más aventurar la vida que poner mi honra en esta condición.

 

Más también hay que hablar del incentivo de las riquezas por descubrir.

 

Mas con vernos llegados donde deseábamos, y donde tanto mantenimiento y oro nos habían dicho que había, paresciónos que se nos había quitado gran parte del trabajo y cansancio.

 

La verdad sea dicha que basta detenerse en cualquier fragmento y reflexionar un poco, y se toma conciencia de la auténtica epopeya que vivieron los supervivientes para ser capaces de sobrevivir a semejante caminata, sin ropas, sin calzado, sin comida en muchas ocasiones, y a merced de los indígenas que se iban encontrando.

 

 

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