sábado, 1 de marzo de 2014

El asno de oro - Apuleyo

1. Oh, lector, me gustaría hilvanar para ti, en esta charla milesia, una serie de historias y acariciar tu benévolo oído con un placentero murmullo; dígnate tan sólo recorrer con tu mirada este papiro egipcio escrito con la fina caña crecida junto al Nilo y podrás admirar a criaturas humanas que cambian de forma y condición, y, viceversa, que posteriormente recuperan su estado primitivo. Comienzo.

La evidencia de esta buena prosa nos lleva a una literatura diferente. ¡Qué avatares no habrá vivido esta novela hasta llegar a nosotros! No, El asno de oro, de Apuleyo, no es una novela corriente. Tuve la gran suerte de descubrirla a temprana edad, en el Bachillerato, dentro de las lecturas obligatorias que acompañan al estudio del Latín. Supuso una lectura divertida, sorprendente, fresca y desenfadada. ¡Ja!, dirán ustedes si no la han leído, pues pensarán quizás que se trata de un aburrido libro de épocas pretéritas que no hay quien entienda. Pues no, se equivocan, es una lectura ágil, numerada en capítulos cortos y asequibles. ¿La recomiendo? Pues depende de lo que busquen en ella. Difícil cuestión es pensar en los beneficios culturales o intelectuales que nos pueda regalar. Desde luego que podrán presumir de una lectura clásica como pocas, pues estáis ante la única novela latina que nos ha llegado completa, junto con el Satiricón atribuido a Petronio, verdaderas obras maestras de la narrativa de su tiempo.
El asno de oro fue escrita en el siglo II después de Cristo, último período brillante de la historia política de Roma, preludio de la catástrofe, caracterizada por experimentar un extraordinario desarrollo de las religiones del Próximo Oriente, conocidas bajo el apelativo de mistéricas, y que venían a llenar el vacío dejado por el paganismo oficial. En este caldo, judaísmo y cristianismo se abrían camino en esas conciencias desangeladas.
Y aquí entra en liza nuestro gran Apuleyo, que nació en una colonia romana del interior de la actual Argelia, mal llamado Lucio porque ya se le confunde con nuestro asno-protagonista. Fue Apuleyo sabio reconocido en su tiempo, brillante abogado, orador, poeta, filósofo..., erudito en definitiva, dominador del griego, púnico y latín. No es este lugar aquí para extenderme en su biografía, que daría para una entrada, pero viene al caso decir que tenía una imparable curiosidad hacia lo mágico y lo oculto, tanto que fue acusado ante los tribunales de ejercer hechicería y encantamientos. Tener en cuenta que Apuleyo alcanzó una enorme fama en su tiempo, y que después de su muerte fue lectura favorita de hombres ricos y emperadores.

TRAMA: Apuleyo nos relata la divertida historia de Lucio, muchacho de noble familia que movido por una curiosidad malsana con respecto a la magia, se convierte en asno al embadurnarse con un ungüento equivocado, pero conservará todas las facultades humanas salvo el habla. A partir de este planteamiento, mientras pasa por distintos amos a través de una larga serie de peripecias y golpes, se nos muestra la evolución psicológica del personaje. Desde su especial posición observa, analiza y juzga todo aquello que le rodea hasta que, arrepentido y purificado, será devuelto a su forma humana gracias a la intervención de su protectora Isis.
Psique y Cupido esculpida por Antonio Cánova
Dentro de la novela aparecen multitud de cuentos (divertidas historias folklóricas de esposas adúlteras, cornudos, listas amantes, comerciantes sin escrúpulos y farsantes de todo tipo), algo así como sucede en el Quijote, de tal manera que si elimináramos todos los cuentos la novela se reduciría aproximadamente a la mitad. Especial atención requiere la fábula de Eros/Cupido y Psique, símbolo también del ascenso del alma humana en busca de la divinidad, fuente de inspiración no solo para los romanos sino posteriormente reelaborada una y otra vez hasta la actualidad. San Agustín, Dante, Boccaccio incluso hizo una copia de la obra con sus propias manos y en su Decameron introduce tres picantes historias de maridos cornudos que provienen directamente de la obra de Apuleyo. En España se encuentra la primera traducción de El Asno de oro a una lengua vernácula, y no hay que ser muy imaginativo para ver su influencia en la picaresca castellana: como el "asno de muchos amos", a través de sus peripecias, critica la sociedad de su tiempo. Calderón y Lope de Vega adaptarán para la escena el cuento de Amor y Psique, y se han escrito libros sobre su influencia en Cervantes y su Quijote, así que no hace falta decir más para que sepáis de la necesidad de leer esta novela.
Probablemente una de las sorpresas que os deparará la obra es su "modernidad". La Santa Inquisición censuró duramente la novela, por lo caliente de su contenido. Hay que tener en cuenta que la sexualidad en la Roma antigua nada tenía que ver con el casticismo cristiano. Os prometo que si prestáis la atención debida reiréis, pues es una novela a veces seria, casi siempre irreverente, descarada y divertida. Del erotismo más sencillo llegaremos hasta la misma zoofilia, pero nunca se atraviesa la línea de lo escabroso o soez. El lenguaje es bello y cuidado, lleno de metáforas luminosas, rimas y onomatopeyas.

No dejaremos de reírnos con las ridículas aventuras de Lucio, pero además se trata de un retrato al natural de la vida cotidiana del siglo II después de Cristo, algo que ningún manual de historia puede legar.
Tened cuidado con Apuleyo, porque nos hará leer historia tan rara, y luego nos hará creer que la conversión de Lucio en Asno es tan verosímil como nuestra vida misma. Tal vez Apuleyo fue hechicero, y cuidad lo que bebéis no vaya a ser que rebuznéis.

Fragmentos:
Mis sentidos, tranquilos hasta entonces, se inflamaron al instante. Finalmente le digo: "¡Qué gracia y salero tienes, querida Fotis, para armonizar el movimiento de la sartén y el de tus caderas! ¡Qué delicioso guiso preparas! ¡Feliz, mil veces feliz, quien consiga de ti permiso para meter la punta del dedo!
 
...y su lengua que salía al encuentro de la mía tenía un sabor a néctar de amor que me embriagaba.

Hubo gran expectación entre los comensales. Pero sin sofocarme lo más mínimo, con mucha tranquilidad y no poda inspiración, estirando y redondeando mi labio inferior en forma de lengua, me bebí de un trago aquel enorme recipiente. Surgió un clamor unánime de felicitación entre los asistentes.


12 comentarios:

  1. Si tienes talento lo se y tu lo sabes. Excelente trabajo o entretenimiento lo haces muy bien. Me trasmites interés y pasión en tus escritos. Te sigo

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    1. Gracias :-))) Tú lo sabes más que nadie, que es pasión.

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  2. Me gusta leer Clásicos, ya que creo que a día de hoy, son los grandes olvidados de la mayor parte de los lectores actuales. Todos los años procuro leer al menos dos o tres. Éste, no lo he leído, así que lo tendré en cuenta.
    Saludos.

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    1. Bueno, este clásico igual no es de los más recomendables. Yo lo considero para aquellos que tratan de conocer toda la historia de la literatura en global. También reconozco que me topé con él como lectura obligatoria. En estos casos, si luego resulta llevadero, lo engrandeces, porque lo comenzabas a leer cargado de prejuicios negativos.
      Saludos.

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  3. Como todas las reseñas de los libros que vas presentando sean así, ya me veo haciendo obras en casa para ampliar mi mini biblioteca.
    No creo que haya nadie, amante de la lectura, que después de esta argumentación no quiera leer El asno de oro. Por cierto que desconocía por completo.
    Es que dan ganas de correr a la biblioteca a buscarlo. Que dicho sea de paso, tengo mis dudas que este ejemplar se encuentre en las estanterías de la biblioteca que frecuento.

    Saludos

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    1. ¡Ojo! Cantona, que aviso de que es una recomendación complicada de hacer. Desde luego que un buen lector que se precie de serlo debe leerla, como muchos otros clásicos. También menciono el Satiricón, de Petronio, una lectura mucho más agresiva, sexualmente hablando increíble, pero mucho más difícil de leer. En cambio El asno de oro te aseguro que es lectura sencilla, y si quieres llegar al final puedes saltarte cualquiera de los muchos cuentos intercalados sin menoscabo del argumento.
      Y nada más que agradecerte tu comentario. Como siempre digo, tú y otros que como tú me siguen sois la motivación imprescindible para seguir adelante :-)
      un abrazo

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  4. Me gusta el objetivo de tu blog, Rubén. Últimamente estoy intercalando un texto clásico cada tres contemporáneos, porque siempre aprendemos algo nuevo, son una fuente inagotable.
    Un fuerte abrazo.
    HD

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    1. Bien pensado Humberto. Yo también intercalo lecturas de clásicos con ensayos. Para mi la historia o cualquier tema humanístico vienen a significar relajamiento.
      Nos leemos y, un fuerte abrazo.

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  5. La verdad es que sí había leído cosas sobre este clásico, pero nunca lo tuve muy en cuenta para leer, por ningún motivo en especial. Tenía la sensación de que sería uno de esos algo pesados, pero veo que no. Quizás le de una oportunidad.

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    1. Bueno, hay que leer bien el prospecto antes de tomar. Reconozco que es una lectura que, para disfrutarla, debe ser debida de una manera muy especial, con detenimiento y arrojo, con interés más allá que de la simple evasión.
      De todas maneras es algo que me quedó por decir. Se puede adquirir "de baratillo" en cualquier mercadillo o feria del libro por el módico precio de 1 €. Me encantan las ediciones caras, pero no puedo permitírmelas, y el disfrute varía en poco.

      Saludos lectores

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  6. Me encantaría comenzar a leer prosa de esta forma: leyendo clásicos. pero mi biblioteca está muy falta de ellos. Me ha gustado mucho. Una muy buena reseña. Saludos!!!

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    1. Los clásicos son muy asequibles ;)
      Ten en cuenta que el alma necesita de buenos alimentos.
      Un cordial saludo.

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