sábado, 26 de julio de 2025

Esfera (1987), Michael Crichton.

 

En mi juventud fui lector de ciencia ficción durante una buena temporada. Ya entonces mostraba maneras y quería leer a los mejores. Leí a Asimov, pero también disfruté con la saga Pórtico de Frederick Pohl, con Fritz Leiber o con Star Maker de Olaf Stapledon. Así, a bote pronto, son algunos de los autores que mejor recuerdo. Leí docenas y docenas de novelas, algunas de ellas leí varias veces. Prefería las de mayor contenido científico y despreciaba las fantasiosas. Intercalaba novelas con alguna que otra obra científica de divulgación; cómo leer ciencia ficción sin saber lo que es un parsec, un agujero negro o hacerse a la idea del tamaño del sistema solar con respecto a la vía láctea o el Universo conocido. La buena ciencia ficción es el resultado de una mezcla adecuada de ciencia y de ficción, pero si flojea la primera pierde su sentido, en mi humilde opinión.

La presente novela la he leído en un momento de relajación que me he regalado tras trabajos tan arduos como los de Hércules. Los buenos lectores (permítanme la pedantería atendiendo al elevado número de sabelotodo que jamás leerán un libro y que nos rodean en la vida diaria) somos primero de todo lectores, y leemos hasta las frases de los azucarillos.


Ciertamente que la novela presenta sus puntos débiles. Acostumbrado uno a leer novela de calidad, pronto encuentra uno aspectos más o menos flojos. En todo caso he terminado la novela y me ha agradado. Ahora buscaré la película, que hace mucho que no la veo, y que temo que será diferente, pese a que la novela parece un guion por la abundancia de diálogo.

Lo más interesante de la propuesta de Michael Crichton está en el contacto con otra civilización extraterrestre, tenga este lugar o no, porque quedan incógnitas en el aire. Tanto los personajes como la intriga se nos presentan desde el minuto uno. La trama es fluida, por no decir vertiginosa, de tal manera que la lectura resulta fácil. El ambiente escogido ayuda al suspense, las profundidades del Pacífico, un ambiente claustrofóbico. Los tecnicismos parecen correctos, pero no abrumadores. Aquí y allá se entremezclan teorías acerca de la posibilidad o no de la existencia de vida más allá del sistema solar, y de cómo sería en caso de existir. He leído novelas mucho mejores en este aspecto.

En el fondo del mar aparece una nave espacial llena de sorpresas y que contiene una esfera incognoscible. Un grupo de expertos añaden el contenido científico, un psicólogo, un astrofísico, una bióloga y un matemático.

La novela se cierra de forma brillante, pero nos deja en la indefinición, lo que ayuda a crear esa sensación de misterio y terror subyacente al contacto con lo desconocido, ya sea vida extraterrestre o una tecnología inasequible para el ser humano. En todo caso, un final coherente con el resto del relato. 


En definitiva, sin ser una novela memorable, una buena excusa para hablar de libros, una buena historia para leer a la sombra de un olivo en la piscina. Suspense, ritmo trepidante, y algún que otro dilema existencial sobre la mesa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario