lunes, 16 de septiembre de 2019

Desgracia, (1999), Coetzee






Sigue dedicándose a la enseñanza porque le proporciona un medio para ganarse la vida, pero también porque así aprende la virtud de la humildad, porque así comprende con toda claridad cuál es su lugar en el mundo. No se le escapa la ironía, a saber, que el que va a enseñar aprende la lección más profunda, mientras que quienes van a aprender no aprenden nada.



Quien piensa que la novela está periclitada es porque no entiende la novela como un motivo para la reflexión, para el camino interior.

Coetzee ofrece múltiples lecturas.

Yo suelo afrontar las lecturas sin el apoyo de la crítica literaria. Sin embargo, a veces ojeo por internet o mejor aún si tengo algún libro al respecto a mano. En esta ocasión he dado con una reseña interesante, la de Liliana Costa, aquí: https://lilianacosta.com/desgracia/

No es necesario que la leáis, aunque a buen seguro os va a ofrecer mucho más contenido que yo. Se trata de una crítica académica, que analiza el texto como pudiera hacerse en la Universidad. Con esto quiero decir que un lector mínimamente atento no es capaz de ver todo lo que ve un analista. Lógicamente, pues el estudioso se enfrenta a la novela con herramientas y tiempo por delante. Supongo que lee la novela no una sino varias veces.

Pero los lectores comunes no leemos las novelas para analizarlas, leemos por razones distintas, cada cual las suyas, y yo no estoy en condiciones de exponer las mías porque ni siquiera alcanzo a definirlas.

Desde luego que mi lectura ha sido reflexiva. Rara vez un escritor vivo me empuja de tal manera a la reflexión. Por supuesto que yo me he detenido en aquellos asuntos que me sirven para interpretar mi propia realidad. Por supuesto que yo no he sido capaz de ver todo lo que Liliana Costa ha visto, pero ¿acaso importa? Si hubiera leído la novela sin la crítica de Liliana estoy seguro que hubiera sido esta igual de satisfactoria.

Por poner un par de ejemplos, yo no había visto una evolución en las desgracias: desde la primera, la menor, cuando nuestro héroe, David Lurie, tras dos matrimonios fallidos, pierde de vista a la prostituta que le proporciona un único remanso de paz durante un par de horas a la semana. ¿Dicha desgracia desencadena el resto?

La verdad que el comienzo de la novela es envidiable. La trama, el argumento, es la telaraña que nos impele a seguir adelante, la reflexión es el material con el cual se teje la novela.

A mi modo de ver el buen escritor no puede perder de vista estos dos elementos, entretenimiento y reflexión. Ya lo hizo Cervantes.

La geografía, la situación sociopolítica de Sudáfrica, no constituyen más que el telón de fondo de la novela, un telón muy interesante por cierto. Los temas son variopintos, el paso de la edad y el enfoque del deseo sexual, el prejuicio, la moral, el conflicto generacional, la resolución de conflictos, el interés, la hipocresía, en definitiva la conducta humana, Coetzee lo tiene todo.

Otro ejemplo está en el tema del lenguaje, que a mí me hubiera pasado del todo desapercibido de no ser por la crítica de Liliana Costa. También, vía you tube, he descubierto que Coetzee es lingüista y que desconfía de las estructuras mentales que procura cada lengua. También que los españoles pronunciamos mal su nombre: “Cotzía”.



Cada vez está más convencido de que el inglés es un medio inadecuado para plasmar la verdad de Sudáfrica. Hay trechos del código lingüístico inglés, frases enteras que hace tiempo se han atrofiado, han perdido sus articulaciones, su capacidad articulatoria, sus posibilidades de articularse. Como un dinosaurio que expira hundido en el fango, la lengua se ha quedado envarada.



Tampoco hubiera apreciado la dicotomía campo – ciudad. En fin, que apenas he apreciado la estructura del relato. Sin embargo, me pregunto, ¿y qué más da? Es más, incluso me ha dado por pensar si acaso Coetzee tampoco se haya dado cuenta de algunos detalles que no han pasado desapercibidos a la crítica literaria. Por ejemplo esa dicotomía campo ciudad, ¿estaría en la mente del escritor o es tan solo una interpretación de un individuo? A veces incluso me da la sensación de que la interpretación de un solo individuo se repite tantas veces que termina por convertirse en verdad.



Sirva una frase en boca del protagonista, David Lurie, para acompañar mis reflexiones.



―No, no he solicitado asesoramiento alguno, y tampoco tengo intención de hacerlo. Soy un hombre adulto. No soy receptivo a los consejos. Me encuentro al margen del alcance que puedan tener los consejos.



Como sucede con las grandes novelas son los personajes los que nos engatusan, los que nos atrapan. Llevo dos novelas de Coetzee y estoy encantado con sus protagonistas, una copia deformada a conveniencia del propio Coetzee. Son personajes un tanto quijotescos, aparentemente absurdos pero que sirven muy bien para reflejar el absurdo de la propia sociedad.

También imagino que los protagonistas de Coetzee desagradarán sobremanera a muchos lectores. El nobel ayuda.



No le agradan las mujeres que no se esfuerzan por resultar atractivas. Es una reticencia que ha tenido antes con las amigas de Lucy. No es que se sienta orgulloso: es un prejuicio que se ha hecho sitio en su ánimo, que se ha instalado en él. Su ánimo se ha tornado un refugio para los pensamientos viejos, vagos, indigentes, que no tienen otro sitio al que ir.



En fin, y vosotros ¿qué preferís? ¿Qué os den el texto desmenuzado o labrar vuestro camino propio? ¿quizás una mezcla de ambos?


8 comentarios:

  1. Leí "Desgracia" hace ya varios años y no puedo opinar sobre ella con detalle. Sólo diré que Coetzee me encanta, que es uno de mis autores favoritos. Y estoy contigo en que muchas de las afirmaciones del escritor no son del agrado de algunos lectores. Pero como decía J,M. Coetzee ñél no escribía para agradar sino por una intrínseca necesidad de manifestar lo que la realidad le sugería.
    En cuanto a la pregunta que lanzas al final de tu entrada, yo prefiero labrar mi propio camino casi siempre aunque una buena mezcla de ambas posibilidades entiendo que es lo ideal en un autor: sugerir y luego que el lector construya,
    No conocía el blog de Liliana Costa pero gustándole el autor sudafricano es evidente que me pasaré por él.
    Un abrazo

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    1. Agradecido por tu aporte Juan Carlos. Se intuye que Coetzee escribe por una necesidad de expresión. Qué duda cabe que seguirá teniendo lectores dentro de cien años.
      Un abrazo.

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  2. Desde que le dieron el Nobel, ando pendiente de leer algo de Coetzee y no he llegado a animarme.
    He leído algunas reseñas de Liliana Costa y son muy profundas. Por supuesto alcanza a analizar las novelas con una gran profundidad.
    Respecto a lo que planteas, yo prefiero ir descubriendo las cosas por mí misma. Nunca busco información del libro ni del autor (cuando me es desconocido) hasta que no he terminado la lectura. Después sí, me gusta encontrar cosas y comparar los análisis con los míos propios, pero cuando ya he elaborado los míos.
    A ver si por fin me decido a leer a Coetzee.
    Un beso.

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    1. Ya caerá si le llega su momento. Yo no lo leí por el nobel, pero sin el nobel jamás lo hubiera leído porque hubiera sido para mí un completo desconocido.
      Me ofrece una visión del mundo y de los demás muy cercana a la mía propia, por eso me gusta, porque a menudo me siento identificado y puedo reflexionar acerca de mí mismo.
      Es un escritor de reflexión. Supongo que le gustará al lector que encuentre puntos en común y sin embargo será árido si no encuentra esos puntos. Ofrece una trama definida, pero no es una trama ni mucho menos adictiva.
      Solamente he leído dos novelas suyas y no dispongo de otras a mano, pero espero poder seguir explorando entre sus obsesiones.
      Un beso

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  3. Prefiero buscar información a posterior, cuando estoy "haciendo la digestión" y solo de aquellas novelas que me han impactado o en las que he entrevisto una lectura profunda de la que deseo rascar algo más. Por otra parte, es bueno espaciar algo las lecturas, que se aposenten y ampliar o escribir sobre ellas es una gran manera de sacarles más partido.

    Leí "Disgrace" en inglés hace un par de años, cuando preparaba los exámenes de la EOI y precisamente por eso. Pensaba que no iba a poder, pero logró atraparme, me identifiqué con el profesor Laurie, su patetismo y me pareció una obra notable porque integraba muchas cosas con aparente facilidad. Tengo pendiente leer la traducción, porque no soy bilingüe y me pude dejar demasiado en el tintero.
    Saludos.

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    1. Desde luego que el blog intensifica mis lecturas.

      En cuanto al idioma, hubo un tiempo en que pensaba que el idioma original podía significar un cambio radical en las lecturas. Hay quien piensa que la traducción cambia el sentido de una lectura. Hoy en día no tengo ninguna duda, la genialidad de un autor atraviesa todas las barreras. Lo importante de una novela, para mí, es el mensaje, el contenido siempre tiene la prioridad frente al continente.
      Saludos

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  4. La verdad es que yo leo análisis después de haber leído una obra. Me gusta porque me iluminan zonas que me quedaron a oscuras, y eso me sirve para ser más observadora en novelas posteriores. Hay quien piensa que tanto analizar destruye la genuina entrega a una novela; no es mi caso. El análisis no llevar a la sistematización lo que el lector común hace a veces intuitivamente. Por lo demás, a los escritores les pasa escribiendo lo que a todos nos pasa al andar, que no son siempre conscientes de los mecanismos que ponen en marcha al escribir: Eso no quiere decir que esos mecanismo no estén operando. Seguramente Cervantes no fue consciente de todo lo que encerraba "El Quijote", de su enorme potencial interpretativos. Después de todo, cada vez que uno lee un libro, el libro cambia, como mostró muy bien Borges en "Pierre Menard, autor del Quijote".

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    1. Muy interesante lo que dices.
      Yo, ante todo soy escritor, y todo lo que leo lo enfoco en la escritura, y por supuesto que ese oficio nos hace leer de otra manera.
      Quizás por eso mis "lecturas sin academicismos". Muy a menudo considero que la crítica va mucho más allá de lo que el escritor pretende, con ese afán por desentrañar un texto hasta la extremaunción. Un buen ejemplo está en la crítica kafkiana, que de veras, es más "kafkiana" que el mismo kafka.
      Pero tampoco me hagas mucho caso, son reflexiones a bote pronto. No me gusta aseverar, y sí mucho reflexionar en un debate abierto. Considero que la lectura nos ofrece sobre todo eso, un camino a la reflexión en el que cada lector es único, artífice de su propia lectura.

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