Segunda reseña de Knut Hamsun consecutiva, pero es que cuando encuentro
un autor que me arrebata procuro abarcar toda su obra. Próximamente abordaré Hambre.
Curiosamente, a mi modo ver, la novela no tiene nada que ver con Pan, ni en cuanto a contenido ni en
cuanto a forma. Cuesta imaginar cambio semejante de registro. Y sin embargo las
dos historias me han apasionado.
Comienza La bendición de la tierra
con un motivo que atrapa al lector de buena voluntad. Un hombre entra en posesión
de un trozo de tierra inhabitada en las zonas boreales de noruega, ciénagas,
piedras y frío. Sobrevive a las dificultades y, año tras año, con esfuerzo y
frugalidad, aumenta sus riquezas pasito a paso, en un proceso narrado de manera
exquisita. Aquí entran en escena mis recuerdos y mi educación, la
correspondencia entre hombre honrado y trabajador que mi padre me inculcó.
Frente a la estética innovadora que destaca en Pan nos encontramos ahora con una narración más tradicional y
romántica, una tercera persona omnisciente que nos cuenta la progresión de una
granja, como si de una saga familiar se tratara. Hay un algo que siempre está
en las novelas de Knut Hamsun, un aire de amenaza, un sentimiento de que la
desgracia está a punto de caer sobre los hombres humildes y buenos.
Cierto que a mitad de la historia aumenta el número de personajes y los
hijos adquieren protagonismo, así como que el páramo que comenzara a labrar
Isak en solitario recibe nuevos colonos. La historia no pierde en ritmo pero se
deslabaza en historias paralelas, flojea en cierto modo cuando la familia se
enriquece y se pierde ese agradable sabor del progreso a costa del esfuerzo.
De hecho, Isak sólo entendía de trabajar en lo suyo. Se había
convertido en un hombre rico, dueño de una extensa propiedad, aunque de todo
ese dinero contante y sonante que la suerte le había concedido hacía poco uso:
se limitaba a guardarlo…
Eleseus, que sabía más, había aconsejado a su padre que
metiera el dinero en el Banco. A lo mejor era lo más sensato, pero el asunto se
fue posponiendo hasta el punto de que tal vez nunca se llevara a cabo.
Isak, Inger, Oline,
Os-Anders, Sivert, Eleseus… Los nombres de los protagonistas los
recordaré durante mucho tiempo. Luego cada cual se quedará con su favorito. Yo
me quedo con Oline, la mentirosa zaína, aduladora, cizañera y astuta.
Es imposible discutir con Oline, no hay manera de razonar con
ella. Nunca se da por vencida, y nadie como esa vieja sabe mezclar lo terrenal
y lo celestial en un caos total de amabilidad y de maldad, de sandeces y de
veneno.
Fue como si una sola urraca hubiese presenciado que algo se
depositaba allí y luego hubiera sido incapaz de cerrar el pico, como les suele
ocurrir a los seres humanos.
Otros personajes tan peculiares como Brede también se me han quedado
grabados:
Suerte que el bueno de Brede nunca se dejaba llevar por el
desánimo durante mucho tiempo. Ésa era su mayor virtud, su encanto.
Y luego está el romanticismo germano. Me atrevo a entroncar esta
literatura con la de Thomas Mann y Hermann Hesse. Probablemente me equivoque
porque no soy experto en nada, pero para eso se trata éste de un blog de
clásicos sin academicismos. La colonización de los páramos noruegos nos
traslada a una era pretérita y a la vez cercana, parece que estemos en la Edad
Media cuando de pronto se instalan las líneas del telégrafo, o Isak compra la
primera cosechadora de la comarca. Como muestra un botón:
De la luna les enseñó que cuando podían cogerla con la mano
izquierda era creciente y que cuando podían cogerla con la derecha era
menguante.
El otoño está empezando, en el bosque todo se vuelve
silencioso; allí se alzan las montañas, el sol también, por la noche saldrán la
luna y las estrellas, todo sigue su curso, todo está lleno de amabilidad…
Para los que quieran introducirse con Knut Hamsun considero esta obra
mucho más fácil de leer que Pan,
aunque su extensión es por lo menos 5 veces mayor. Se trata de una obra más
bien larga. A mí no me gustan las novelas de larga extensión pero con ésta he
disfrutado una barbaridad. No os la perdáis. Para mí Knut Hamsum supone el
descubrimiento del año.
Yo ya leí los dos primeros libros de La trilogía del Vagabundo y voy en el tercero "La última alegría". Y en "Bendición de la Tierra" voy en la parte en que sueltan a Inger de la cárcel. Aún me falta. Pero estoy disfrutando mucho con este autor. No comprendo como una persona que escribe cosas tan bellas, pudo estar a favor del régimen Nazi. Saludos.
ResponderEliminarNo leí dicha trilogía, solamente este, Pan y Hambre. Supongo que más adelante toparé con él aunque quizás relea.
EliminarYo, personalmente, no hago mucho caso a las biografías. Considero que se conoce mejor a un escritor (siempre que se trate de clásicos, claro, o de autores que hagan de la escritura un arte vital último) a través de sus escritos que de sus biógrafos. Lo de que estuvo a favor del regimen nazi no es tan extraño. Nosotros lo vemos en retrospectiva pero hay que vivir cada época. No somos quién para juzgar. También, si te sirve, se enemistó con Hitler a primeras de cambio, decepcionado por completo con su política. Otro ejemplo asombroso es Hesse, que ha pasado a la historia como un malhumorado cascarrabias y yo en cambio prefiero quedarme con el espíritu romántico y su amor a la naturaleza que se desprende de cada una de sus novelas.
Saludos
Es una hermosa novela. Para mí también ha sido el descubrimiento del años. Los personajes están perfectamente definidos: Isak, Inger, Oline, Sivent, Brando. Pero la protagonista más importante es la tierra. Una tierra que 'bendice' pero solo después de que se la ame y se la conquiste con esfuerzo, trabajo y entrega. No es un dulzón canto a la naturaleza, sino una duro, apasionado y sacrificado canto a unos hombres y mujeres que luchan por el pan de cada día, la casa de cada noche, el afecto de los suyos... No me importan para nada las biografías de los autores. Me interesa poca el grado de moralidad de un escritor. Lo único que me interesa es que escriba una hermosa obra y que los personajes por él creado sigan viviendo durante un largo tiempo en mi memoria. Esta novela es una obra mayor.
ResponderEliminarUn placer comprobar que hay lectores con los que concuerdo. Es un autor que recomiendo sin tapujos.
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