1. Oh, lector, me gustaría hilvanar para ti, en esta charla
milesia, una serie de historias y acariciar tu benévolo oído con un placentero
murmullo; dígnate tan sólo recorrer con tu mirada este papiro egipcio escrito
con la fina caña crecida junto al Nilo y podrás admirar a criaturas humanas que
cambian de forma y condición, y, viceversa, que posteriormente recuperan su
estado primitivo. Comienzo.
La evidencia de esta buena prosa nos lleva a una literatura diferente.
¡Qué avatares no habrá vivido esta novela hasta llegar a nosotros! No, El asno de oro, de Apuleyo, no es una novela corriente. Tuve la gran suerte de descubrirla
a temprana edad, en el Bachillerato, dentro de las lecturas obligatorias que acompañan
al estudio del Latín. Supuso una lectura divertida, sorprendente, fresca y
desenfadada. ¡Ja!, dirán ustedes si no la han leído, pues pensarán quizás que
se trata de un aburrido libro de épocas pretéritas que no hay quien entienda.
Pues no, se equivocan, es una lectura ágil, numerada en capítulos cortos y
asequibles. ¿La recomiendo? Pues depende de lo que busquen en ella. Difícil
cuestión es pensar en los beneficios culturales o intelectuales que nos pueda
regalar. Desde luego que podrán presumir de una lectura clásica como pocas,
pues estáis ante la única novela latina que nos ha llegado completa, junto con
el Satiricón atribuido a Petronio, verdaderas obras maestras de
la narrativa de su tiempo.
El asno de oro fue escrita en
el siglo II después de Cristo, último período brillante de la historia política
de Roma, preludio de la catástrofe, caracterizada por experimentar un
extraordinario desarrollo de las religiones del Próximo Oriente, conocidas bajo
el apelativo de mistéricas, y que venían a llenar el vacío dejado por el
paganismo oficial. En este caldo, judaísmo y cristianismo se abrían camino en
esas conciencias desangeladas.
Y aquí entra en liza nuestro gran Apuleyo, que nació en una colonia
romana del interior de la actual Argelia, mal llamado Lucio porque ya se le
confunde con nuestro asno-protagonista. Fue Apuleyo sabio reconocido en su
tiempo, brillante abogado, orador, poeta, filósofo..., erudito en definitiva,
dominador del griego, púnico y latín. No es este lugar aquí para extenderme en
su biografía, que daría para una entrada, pero viene al caso decir que tenía
una imparable curiosidad hacia lo mágico y lo oculto, tanto que fue acusado
ante los tribunales de ejercer hechicería y encantamientos. Tener en cuenta que
Apuleyo alcanzó una enorme fama en su tiempo, y que después de su muerte fue
lectura favorita de hombres ricos y emperadores.
TRAMA: Apuleyo nos
relata la divertida historia de Lucio, muchacho de noble familia que movido por
una curiosidad malsana con respecto a la magia, se convierte en asno al
embadurnarse con un ungüento equivocado, pero conservará todas las facultades
humanas salvo el habla. A partir de este planteamiento, mientras pasa por
distintos amos a través de una larga serie de peripecias y golpes, se nos
muestra la evolución psicológica del personaje. Desde su especial posición
observa, analiza y juzga todo aquello que le rodea hasta que, arrepentido y
purificado, será devuelto a su forma humana gracias a la intervención de su
protectora Isis.
Psique y Cupido esculpida por Antonio Cánova |
Dentro de la novela aparecen multitud de cuentos (divertidas historias
folklóricas de esposas adúlteras, cornudos, listas amantes, comerciantes sin
escrúpulos y farsantes de todo tipo), algo así como sucede en el Quijote, de
tal manera que si elimináramos todos los cuentos la novela se reduciría
aproximadamente a la mitad. Especial atención requiere la fábula de Eros/Cupido
y Psique, símbolo también del ascenso del alma humana en busca de la divinidad,
fuente de inspiración no solo para los romanos sino posteriormente reelaborada
una y otra vez hasta la actualidad. San Agustín, Dante, Boccaccio incluso hizo
una copia de la obra con sus propias manos y en su Decameron introduce tres picantes historias de maridos cornudos que
provienen directamente de la obra de Apuleyo. En España se encuentra la primera
traducción de El Asno de oro a una
lengua vernácula, y no hay que ser muy imaginativo para ver su influencia en la
picaresca castellana: como el "asno de muchos amos", a través de sus
peripecias, critica la sociedad de su tiempo. Calderón y Lope de Vega adaptarán
para la escena el cuento de Amor y Psique, y se han escrito libros sobre su
influencia en Cervantes y su Quijote, así que no hace falta decir más para que
sepáis de la necesidad de leer esta novela.
Probablemente una de las sorpresas que os deparará la obra es su
"modernidad". La
Santa Inquisición censuró duramente la novela, por lo
caliente de su contenido. Hay que tener en cuenta que la sexualidad en la Roma antigua nada tenía que
ver con el casticismo cristiano. Os prometo que si prestáis la atención debida
reiréis, pues es una novela a veces seria, casi siempre irreverente, descarada
y divertida. Del erotismo más sencillo llegaremos hasta la misma zoofilia, pero
nunca se atraviesa la línea de lo escabroso o soez. El lenguaje es bello y
cuidado, lleno de metáforas luminosas, rimas y onomatopeyas.
No dejaremos de reírnos con las ridículas aventuras de Lucio, pero además
se trata de un retrato al natural de la vida cotidiana del siglo II después de
Cristo, algo que ningún manual de historia puede legar.
Tened cuidado con Apuleyo, porque nos hará leer historia tan rara, y luego
nos hará creer que la conversión de Lucio en Asno es tan verosímil como nuestra
vida misma. Tal vez Apuleyo fue hechicero, y cuidad lo que bebéis no vaya a ser
que rebuznéis.
Fragmentos:
Mis sentidos, tranquilos hasta entonces, se inflamaron al
instante. Finalmente le digo: "¡Qué gracia y salero tienes, querida Fotis,
para armonizar el movimiento de la sartén y el de tus caderas! ¡Qué delicioso
guiso preparas! ¡Feliz, mil veces feliz, quien consiga de ti permiso para meter
la punta del dedo!
...y su lengua que salía al encuentro de la mía tenía un
sabor a néctar de amor que me embriagaba.
Hubo gran expectación entre los comensales. Pero sin
sofocarme lo más mínimo, con mucha tranquilidad y no poda inspiración,
estirando y redondeando mi labio inferior en forma de lengua, me bebí de un
trago aquel enorme recipiente. Surgió un clamor unánime de felicitación entre
los asistentes.
Si tienes talento lo se y tu lo sabes. Excelente trabajo o entretenimiento lo haces muy bien. Me trasmites interés y pasión en tus escritos. Te sigo
ResponderEliminarGracias :-))) Tú lo sabes más que nadie, que es pasión.
EliminarMe gusta leer Clásicos, ya que creo que a día de hoy, son los grandes olvidados de la mayor parte de los lectores actuales. Todos los años procuro leer al menos dos o tres. Éste, no lo he leído, así que lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarSaludos.
Bueno, este clásico igual no es de los más recomendables. Yo lo considero para aquellos que tratan de conocer toda la historia de la literatura en global. También reconozco que me topé con él como lectura obligatoria. En estos casos, si luego resulta llevadero, lo engrandeces, porque lo comenzabas a leer cargado de prejuicios negativos.
EliminarSaludos.
Como todas las reseñas de los libros que vas presentando sean así, ya me veo haciendo obras en casa para ampliar mi mini biblioteca.
ResponderEliminarNo creo que haya nadie, amante de la lectura, que después de esta argumentación no quiera leer El asno de oro. Por cierto que desconocía por completo.
Es que dan ganas de correr a la biblioteca a buscarlo. Que dicho sea de paso, tengo mis dudas que este ejemplar se encuentre en las estanterías de la biblioteca que frecuento.
Saludos
¡Ojo! Cantona, que aviso de que es una recomendación complicada de hacer. Desde luego que un buen lector que se precie de serlo debe leerla, como muchos otros clásicos. También menciono el Satiricón, de Petronio, una lectura mucho más agresiva, sexualmente hablando increíble, pero mucho más difícil de leer. En cambio El asno de oro te aseguro que es lectura sencilla, y si quieres llegar al final puedes saltarte cualquiera de los muchos cuentos intercalados sin menoscabo del argumento.
EliminarY nada más que agradecerte tu comentario. Como siempre digo, tú y otros que como tú me siguen sois la motivación imprescindible para seguir adelante :-)
un abrazo
Me gusta el objetivo de tu blog, Rubén. Últimamente estoy intercalando un texto clásico cada tres contemporáneos, porque siempre aprendemos algo nuevo, son una fuente inagotable.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
HD
Bien pensado Humberto. Yo también intercalo lecturas de clásicos con ensayos. Para mi la historia o cualquier tema humanístico vienen a significar relajamiento.
EliminarNos leemos y, un fuerte abrazo.
La verdad es que sí había leído cosas sobre este clásico, pero nunca lo tuve muy en cuenta para leer, por ningún motivo en especial. Tenía la sensación de que sería uno de esos algo pesados, pero veo que no. Quizás le de una oportunidad.
ResponderEliminarBueno, hay que leer bien el prospecto antes de tomar. Reconozco que es una lectura que, para disfrutarla, debe ser debida de una manera muy especial, con detenimiento y arrojo, con interés más allá que de la simple evasión.
EliminarDe todas maneras es algo que me quedó por decir. Se puede adquirir "de baratillo" en cualquier mercadillo o feria del libro por el módico precio de 1 €. Me encantan las ediciones caras, pero no puedo permitírmelas, y el disfrute varía en poco.
Saludos lectores
Me encantaría comenzar a leer prosa de esta forma: leyendo clásicos. pero mi biblioteca está muy falta de ellos. Me ha gustado mucho. Una muy buena reseña. Saludos!!!
ResponderEliminarLos clásicos son muy asequibles ;)
EliminarTen en cuenta que el alma necesita de buenos alimentos.
Un cordial saludo.