Concisión,
meticulosidad, solo se transcribe lo verdaderamente importante. Escenas
cotidianas, una anécdota que sirve como excusa para reflejar una personalidad,
la pequeña historia de una persona cualquiera, tú por ejemplo. Y sin embargo,
¡hay suspense! No se sabe muy bien ni qué ni cómo, pero la atmósfera está
cargada y parece que algo importante va a suceder, aunque luego no sucede nada,
o sí, sucede algo, lo normal. No hay asesinatos, ni siquiera asuntos
tremebundos, situaciones que no suceden todos los días y que ponen a prueba a
los personajes.
Por
ejemplo Plumas, un relato magnífico, dos parejas que se reúnen para cenar en
una casa, una de las parejas tiene un pavo que se enseñorea de la casa como una
mascota doméstica. Las parejas se definen, con sus peculiaridades, y luego
resulta que la escena, sin ser nada del otro mundo, pasa a ser un recuerdo con
consecuencias.
Aquella
noche en casa de Bud y Olla fue algo muy especial. Comprendí que era especial.
Aquella noche me sentí a gusto con casi todo lo que había hecho en la vida. No
podía esperar a estar a solas con Fran para hablarle de cómo me sentía. Aquella
noche formulé un deseo. Sentado a la mesa, cerré los ojos un momento y pensé mucho.
Lo que deseaba era no olvidar nunca, o dejar escapar, de algún modo, aquella
noche. Ese es uno de los deseos míos que se han realizado. Y me dio mala suerte
que resultase así. Pero, desde luego, eso no lo sabía entonces.
En
El compartimiento un hombre viaje en tren para volver a ver a su hijo después
de años de enemistad. Su vida desfila ante nosotros con sus más y sus menos,
hasta que, inesperadamente, le roban el reloj. Dicho asunto modifica sus planes,
aunque no es sino la excusa para hacer algo que ya latía en su interior.
Parece
una tontería es quizá el relato que más me ha llamado la atención por lo
extravagante de la situación. Un niño es atropellado por un coche y cae en
coma. La situación es trágica para los padres, qué duda cabe, pero no deja de
ser una escena en todo momento ordinaria, la angustia inicial, las visitas de
los doctores, el hospital. Sin embargo Carver se va por la tangente. Dos días antes
del accidente la mamá del niño había encargado un pastel para celebrar su
cumpleaños. Lógicamente lo ha olvidado; en cambio el pastelero no, imagina que
le han engañado y se desahoga en llamadas intempestivas.
El
relato es extraordinariamente peculiar, perfecto en la ejecución y en los
matices. Imprescindible.
Hasta
el momento se había librado de la desgracia, de aquellas fuerzas cuya
existencia conocía y que podían incapacitar o destruir a un hombre si la mala
suerte se presentaba o si las cosas se ponían mal de repente.
Cerró
los ojos y apoyó un momento la cabeza sobre el volante. Escuchó los ruiditos
que hacía el motor al empezar a enfriarse.
Otros
relatos me han pasado desapercibidos, algunos de ellos como La casa de chef o Vitaminas,
pero en ningún momento la lectura me ha provocado ni de lejos a la desidia.
Varios
relatos están poblados de alcohólicos. El comienzo de este, Desde donde llamo,
me parece que define muy bien el estilo conciso de Carver.
J.P.
y yo estamos en el porche del establecimiento de desintoxicación de Fran
Martin. Como todos en la casa de Fran Martin, J.P. es ante todo y sobre todo un
borracho. Pero también es deshollinador.
Y
para terminar Catedral, el último relato y el que da título a la colección,
otro buen ejemplo del juego a que Carver nos somete. ¿Por qué demonios se
llamará Catedral? Una chica recibe en su casa la visita de un ciego con el que
tuvo una relación laboral y de amistad años ha y que la ha mantenido a través
de un carteo de grabaciones de sonido en cintas magnetofónicas. Su pareja y
ella reciben al ciego en su casa y cenan. Carver nos presenta progresivamente a
todos los personajes, a través de la cotidiana escena de una cena. La mujer
tiene sueño y termina por quedarse dormida y entonces el marido termina por
asumir el protagonismo del relato. Ven un documental en la televisión.
Sorpresivamente el hombre invita al ciego a un porro de marihuana. Todo
discurre de forma normal. Charlan. El ciego le pregunta cosas al hombre sobre
las catedrales, que es el asunto del documental. El hombre intenta explicarle
al ciego lo que es una catedral, cómo es, y terminan dibujándola en un papel.
¿Estremecedor? Para nada contiene spoiler porque los relatos de Carver ser
pueden leer una y otra vez.
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