jueves, 30 de julio de 2020

Walden Dos, (1948), B. F. Skinner

 

Del Walden de Thoreau, que me trajo hasta aquí, no hay demasiado, solamente el nombre de la sociedad utópica, quizás una pizca del espíritu del maestro, una relativa vuelta a la naturaleza y al trabajo manual. Digamos que Thoreau llevó a cabo un experimento para mejorar, para ser mejor persona, mientras que ahora se trata de formar una sociedad mejor, completamente diferente a la nuestra.

 

Elegimos el nombre en honor del experimento de Thoreau, que fue, en muchos aspectos, parecido al nuestro. Fue el experimento de un sistema de vida, y nació de una doctrina sobre las relaciones con el Estado parecida a la nuestra. Este nombre presenta algunas ambigüedades, que encontramos divertidas por prestarse a un juego de palabras. El de Thoreau no sólo fue el primero de los Waldens, sino que también fue un experimento con una vida; pero se descuidaron los problemas sociales. Nosotros hemos querido crear un Walden para dos.

 

Mi lectura ha sido progresiva, un tanto decepcionante al principio. No se trata de una obra con pretensiones literarias, por supuesto que no pone el hincapié en la búsqueda de la verdad, no contiene personajes redondos. Más bien se trata de una novela de ciencia ficción, y tengo que reconocer que va ganando enteros a medida que se adentra en la intrincada telaraña vital de la sociedad utópica, que es la que ocupa todo el hilo narrativo.

El argumento es más o menos tal que así. Un grupo de personas acude a visitar Walden Dos, una pequeña comunidad de alrededor de un millar de miembros en el interior de los Estados Unidos y que lleva ya una década de vida próspera y esperanzadora. El fundador, un psicólogo que fue colega de los visitantes, aplicó a la nueva utopía sus teorías de ingeniería de la conducta. Diríamos que la personalidad del autor, Skinner, se corresponde con la del fundador de la utopía, aunque también con la del narrador de la novela.

De lo que se trata es de modificar el comportamiento humano a través de la ingeniería de la conducta, dirigiendo la vida de las personas en su totalidad desde su mismo nacimiento.

 

...cualquier agrupación de personas podría asegurarse la autosuficiencia con ayuda de la tecnología moderna, y los problemas psicológicos resultantes de la vida en comunidad podrían resolverse aplicando los principios suministrados por la ingeniería de la conducta

 

Los visitantes de Walden Dos, y especialmente uno, un filósofo, tratan de desmontar Walden Dos, una sociedad en apariencia perfecta. De alguna manera se monta la intriga, y el lector está esperando en todo momento algún desastre que demuestre que la Utopía es un tremendo fiasco. Sin embargo Frazier, el fundador de Walden Dos, se defiende bien y se limita a mostrar la perfecta convivencia de los miembros de la comunidad.

El trabajo es uno de los puntales de la nueva sociedad. Sus miembros solamente trabajan alrededor de cuatro horas diarias, a través de un sistema de retribución peculiar a base de créditos horarios, lo cual da como resultado mucho tiempo libre para el ocio, el descanso o el desarrollo de las aptitudes personales.

La enseñanza, el cuidado de los niños desde su nacimiento, casi separados de sus padres, es quizás lo más peculiar, y aquí es donde las teorías psicológicas más abundan. Se somet

e la conducta para crear una sociedad igualitaria, diríase incluso comunista, sin coartar las diferencias individuales. Quizás es esta la condición sine qua non para la consecución del éxito. La eliminación de la envidia, la vanidad, la competencia, el gusto por el poder, se nos hacen demasiado humanas como para ser erradicadas, resulta todo demasiado perfecto.

 

Les ayudamos en todo lo posible menos en darles clase. Les facilitamos nuevas técnicas que les permiten adquirir conocimientos y pensar con mayor facilidad. A pesar de las creencias de la mayoría de los educadores, a nuestros niños se les enseña a pensar.

 

Por medio de la estructura de largos diálogos, se van tratando todas las dudas que pueden llegar a surgirnos, como por ejemplo los logros artísticos y científicos de los genios, que suelen surgir de las dificultades, incluso de problemas neuróticos ocasionales.

 

Tus hombres van a ser demasiado felices, demasiado afortunados. ¿Qué les impedirá caer en un agradable letargo? ¿Se podrán esperar de ellos auténticas proezas? ¿No han sido los grandes personajes de la historia esencialmente desafortunados, desadaptados o neuróticos?

 

Y se explica todo porque no se trata de una sociedad con pretensiones de supervivencia alejada del resto del mundo, sino que se trata de un grupo humano que se relaciona de forma peculiar con el exterior y sorprendentemente planifica una expansión ilimitada. Diríase que se pueden establecer paralelismos con la extensión que tuvo el cristianismo a partir del mensaje de Jesús.

 

…pero no veo nada que a la larga nos pueda parar. Usamos la única técnica de conquista que ha dado siempre buenos resultados permanentes: dar ejemplo. Ofrecemos una vida plena y feliz a todos los que se animen a imitarnos.

 

En fin, que me ha resultado una lectura interesante, que va de menos a más y que aporta planteamientos cuando menos curiosos.

 

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