martes, 25 de agosto de 2020

El experimento del doctor Heidegger y otros relatos, (circa 1830-50), Nathaniel Hawthorne

 

   Siguiendo el hilo de otros blogs me decidí a conocer los relatos de un maestro por el que siento especial predilección. El prejuicio apuntaba a relatos más amables, incluso de carácter infantil, pero nada más lejos de la realidad. En todos los relatos se aprecia el depurado estilo de Hawthorne así como la fuerza de sus contenidos. Por un lado me sorprende que se lea tan poco fuera del mundo anglosajón, por otro lado tiene su lógica porque el lector se decanta por lecturas más ligeras.

Hawthorne cumple perfectamente con aquello que yo busco en una novela, entretenimiento y motivación para la reflexión. De hecho son relatos cortos escritos a la antigua usanza, para ser leídos al calor del fuego durante un breve espacio de tiempo. Están llenos de misterio e intriga, gusta de lo sorprendente y lo sobrenatural (Hawthorne es natural de Salem), y sin embargo esconden, transmiten, un conocimiento profundo del ser humano, de sus ambiciones vacías y excéntricas, del egoísmo, del prejuicio.

El primer relato, El joven Goodman Brown, es un relato divertido, de brujas y fantasmas, pero al lector avezado no se le escapa que es una burla de la hipocresía reinante. La aparente amabilidad del relato queda en entredicho con párrafos de gran agudeza.

 

El demonio, cuando adopta su propia forma, no es tan horrible como cuando desencadena su furia en el pecho del hombre.

 

Wakefield es otro de esos relatos que goza de gran fama, el favorito de Borges, por poner un ejemplo. El protagonista del relato juega a desaparecer por un tiempo para romper con la rutina y poder observar a gusto las reacciones de aquellos que le rodean. Es un relato un tanto extraño, claro, pues el objetivo del autor es descolocarnos para provocar la reflexión. No me extraña que cada lector saque conclusiones diferentes. Pienso yo que enlaza con otros relatos de este compendio, y que se trata de la vacuidad de la vida, de lo poco que importamos. Quizás a veces nos sentimos en exceso imprescindibles.

El huésped ambicioso, tiene lugar en una casa aislada en la alta montaña. Una familia sobrevive como fonda de los eventuales caminantes. Un huésped que llega cuenta sus ambiciones y conduce a cada uno de los miembros de la familia a plasmar sus propios sueños. La moraleja es tajante acerca de la vacuidad de la vida.


Al parecer, El velo negro del pastor se inspira en un hecho real. Un pastor mató accidentalmente a un amigo y desde ese día llevó el rostro cubierto por un velo negro hasta su muerte. Resulta curioso a la vez que terrible y amenazador cómo la gente desb

arra con descabelladas hipótesis acerca del porqué del velo negro. El sentido del relato es abierto, como todos los del maestro. El mismo Edgar Allan Poe hizo sus propias conjeturas. Un relato magnífico:

 

―¿Por qué tembláis solo por mí? ―increpó, recorriendo con los ojos velados el pálido círculo de testigos―. ¡Temblad también por vosotros! ¿Es por este velo nada más por lo que me han evitado los hombres, me han negado compasión las mujeres y han huido los niños a mi paso? ¿Qué, sino el misterio que representa, hace tan horrible este trozo de tela? Cuando el amigo abra la intimidad del corazón al amigo y el amante a la amada, cuando el hombre no se hurte en vano al ojo de su Creador ni atesore odiosamente el secreto de su pecado, ¡sólo entonces tachadme de monstruo por el símbolo bajo el cual he vivido y muero! ¿qué veo si miro a mi alrededor? ¡En cada rostro un velo negro!

 

Tuve que leer El barranco de las tres colinas dos veces porque me perdí. Supongo que es el más taimado. Una mujer acude a una bruja para desvelar el destino de sus seres queridos, de los que ha huido. Tremenda historia. Lo terrorífico es lo humano. No sé si este fragmento nos dará una idea:

 

―¿Habrías imaginado que en un manicomio pueda haber tal jolgorio? ―preguntó

―Sí, es cierto ―dijo la dama para sí―. Dentro de los muros se divierten. Pero fuera hay desgracia, desgracia.

 

El experimento del doctor Heidegger trata el tema de la eterna juventud, como un experimento, excusa para abordar las ambiciones, la estupidez y las miserias de los hombres. Uno de los favoritos de otro maestro, Poe, quizás por el logrado ambiente, por resultar tan siniestro.

 

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