lunes, 23 de enero de 2023

Curso de literatura europea (1980?), Nabokov

 

No sé cuándo ni cómo fue publicado este libro, pues en realidad no es otra cosa que una recopilación, o reconstrucción, de los apuntes de que se servía el maestro como apoyo en sus clases de la Universidad donde se ganaba la vida antes de llegar al estrellato. Casi que mejor no saberlo porque seguro que entra el dinero en escena.

Haciendo a un lado el mito (hercúlea tarea entre personas civilizadas), me atrevo a decir que el Nabokov profesor tuvo que ser un hombre tan apasionado como difícil. Me pongo en la piel de unos muchachos de más o menos 20 años, a los cuales seguro les gustaba leer, por lo menos a unos cuantos. Tampoco pongo en duda que Nabokov fuera capaz de contagiar su entusiasmo. Sin embargo, y visto el tipo de análisis que hace Nabokov de las novelas que escoge, entiendo que debió de ser muy complicado seguirle la pista. Yo no lo he conseguido, y eso que analiza algunas novelas que ya he leído, algunas de ellas más de una vez.

El prefacio escogido es relevante.

 

Mi curso es, entre otras cosas, una especie de investigación detectivesca en torno al misterio de las estructuras literarias.

 

Luego comienza el curso con un breve ensayo titulado “Buenos lectores y buenos escritores”, que comienza tal que así:

 

«Cómo ser un buen lector», o «Amabilidad para con los autores».

 

Y casi a continuación:

 

Al leer, debemos fijarnos en los detalles, acariciarlos.

 

Y sigue así, línea tras línea, soltando perlas en un ensayo que mi edición de bruguera completa en 10 páginas. Poco texto pero denso. No se lee, de degusta.

 

… el buen lector es aquel que tiene imaginación, memoria, un diccionario y cierto sentido artístico…

 

… los libros no se deben leer: se deben releer. Un buen lector, un lector de primera, un lector activo y creador, es un «relector». Y os diré por qué. Cuando leemos un libro por primera vez, la operación de mover laboriosamente los ojos de izquierda a derecha, línea tras línea, página tras página, actividad que supone un complicado trabajo físico con el libro, el proceso mismo de averiguar en el espacio y en el tiempo de qué trata, todo esto se interpone entre nosotros y la apreciación artística. Cuando miramos un cuadro, no movemos los ojos de manera especial; ni siquiera cuando, como en el caso del libro, el cuadro contiene ciertos elementos de profundidad y desarrollo. El factor tiempo no interviene realmente en un primer contacto con el cuadro. Al leer un libro, en cambio, necesitamos tiempo para familiarizarnos con él. No poseemos ningún órgano físico (como los ojos respecto a la pintura) que abarque el conjunto entero y pueda apreciar luego los detalles. Pero en una segunda, o tercera, o cuarta lectura, nos comportamos con respecto al libro, en cierto modo, de la misma manera que ante un cuadro. Sin embargo, no debemos confundir el ojo físico, esa prodigiosa obra maestra de la evolución, con la mente, consecución más prodigiosa aún….

 

Me ha recordado al insuperable análisis de la lectura de C. S. Lewis, que también compara el arte de la lectura con las otras artes.

Continúa:

 

La literatura es invención. La ficción es ficción. Calificar un relato de historia verídica es un insulto al arte y a la verdad. Todo gran escritor es un gran embaucador, como lo es la architramposa Naturaleza.

 

Hay tres puntos de vista desde los que podemos considerar a un escritor: como narrador, como maestro, y como encantador. Un buen escritor combina las tres facetas; pero es la de encantador la que predomina y la que le hace ser un gran escritor.

 

El grueso del curso está dedicado a 7 novelas: Mansfield Park, de Jane Austen; Casa desolada, de Charles Dickens; Madame Bovary, de Gustave Flaubert; El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Robert Louis Stevenson; Por el camino de Swan, de Marcel Proust; La metamorfosis, de Franz Kafka; Ulises, de James Joyce.

No he leído tres de estas novelas, a lo cual no tardaré en poner remedio.

Se trata de un análisis poco ortodoxo de los clásicos, aunque pudiera parecer aquí pecaminoso mencionar la palabra ortodoxia.

Por último, finaliza el curso otro pequeño ensayo, igual de imprescindible que el introductorio, El arte de la literatura y el sentido común, que no es otra cosa que un alegato contra el sentido común en literatura.

Todos esos lectores que disponen hoy de tanto tiempo como para atreverse a escribir sus propias novelas, harían bien en detenerse, regodearse, degustar con calma, placentero paréntesis, las teorías que Nabokov nos brinda sobre la lectura y la escritura.

 

De modo que ahora está preparado para escribirla. Se encuentra completamente equipado. Tiene la estilográfica llena, la casa está tranquila, el tabaco y las cerillas a un lado, la noche es joven… y nosotros le dejamos en su grata ocupación, salimos furtivamente, cerramos la puerta, y al marcharnos, echamos de la casa al monstruo ceñudo del sentido común que subía pesadamente a gimotear que el libro no es para el público en general, que el libro nunca nunca se… Y entonces, antes de que ese falso sentido común profiera la palabra v-e-n-d-e-r-á, tendremos que pegarle un tiro.

 

 

 

4 comentarios:

  1. Muchas veces he tenido en mente la idea de leer este libro de Nabokov; luego, por H o por B, no lo he hecho. Ahora, al leer tu muy agradable y magnífica reseña, me entran las ganas de nuevo. Lo buscaré y lo leeré. Yo también de esas siete novelas que analiza he leído cuatro o cinco, así que, creo, parto en una posición semejante a la tuya para apreciar el libro en lo que vale.
    Gracias por tu reseña

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    1. A mi modo de ver basta con leer los ensayos que inician y terminan el curso. Son ensayos sobre el arte de la lectura y la escritura, que de alguna manera se asemejan al de C.S. Lewis. Luego el curso en sí, el análisis de las obras literarias, al gusto.
      Gracias a ti por comentar.

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  2. Salve! Me apunto el libro para una futura lectura. Sobre el libro apenas tenía conocimiento de su ensayo sobre el buen lector, me interesa sus notas sobre Madame Bovary y El extraño caso del Dr. Jekill y Mr. Hyde así como La metamorfosis de Kafka. Yo debiera hacer más caso al autor ruso-americano releyendo más y más algunos libros para encontrar esos detalles y acariciarlos como dice Nabokov. Es un gran artista del lenguaje sin lugar a dudas. Saludos cordiales!

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  3. Los ensayos forman parte de la más deliciosa ironía de Nabokov. La disfrutarás sobremanera, sin duda. Son unas pocas páginas pero inmensas. El comentario de cada texto es como una extensa reseña plagada de selecciones de textos que lo desmenuzan todo.
    Salve¡¡

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