«Ecce
Homo» son
las famosas palabras de Pilatos: «Aquí tenéis al hombre», y además está el
subtítulo: «Cómo se llega a ser lo que se es», pistas que no nos ayudan a
interpretar al enrevesado y polémico maestro pero que nos dan una clave de
seguimiento, en el sentido de que se trata de una autobiografía intelectual de
toda su obra. Y así es, Nietzsche, consciente de que sus contemporáneos (ni las
generaciones venideras) no iban a ser capaces de interpretar su legado, dejó
aquí una breve presentación de cada una de sus obras, por orden cronológico de
creación, explicando las causas que las motivaron, las circunstancias que
acompañaron a la redacción de las mismas o las relaciones que presentan con su
producción anterior o posterior.
Dicho
todo esto, se entiende que para leer esta obra es imprescindible haber leído a
Nietzsche con anterioridad, (yo por el momento tan solo he leído Así habló
Zaratustra), y es que Nietzsche da por sentado que conocemos su obra y por tanto
nos regala una guía explicativa. O bien, por otro lado, quién sabe, puede
servir como introducción a su pensamiento.
Por
ahora me queda la impresión de que Nietzsche propugna un egoísmo libre de toda
hipocresía, como una religión, pero no se trata del egoísmo interesado y
manipulador, no se trata de un egoísmo mediocre sino de amor a uno mismo, a la
propia vida, al destino, a nuestros instintos y pasiones e incluso a nuestros
propios errores como forma de conocimiento, es este egoísmo la cualidad fundamental
del superhombre.
Nietzsche
habla del “egoísmo de las estrellas”, título de un poema incluido en La Gaya
ciencia y correspondiente a las Canciones del Príncipe Vogelfrei:
«Si yo
no girase continuamente sobre mí misma
como un
tonel al que hacen rodar,
¿cómo
podría sin quemarme,
correr
tras el sol abrasador»
Nada más que decir,
solo dejar unos fragmentos:
¿Quizá
mismamente yo me sienta envidioso de Stendhal? Me ha quitado el mejor chiste de
ateo, el que particularmente yo habría podido hacer: «La única
disculpa de Dios es que no existe»
―la
moral misma entendida como síntoma de decadencia es una innovación, una
originalidad de primer rango en la historia del conocimiento.
―Yo
concibo al filósofo como una terrible materia explosiva, ante la cual todo se
encuentra en peligro, a millas de distancia separo mi concepto de filósofo de
un concepto que aún comprende todavía a Kant, por no hablar de los rumiantes
académicos y otros catedráticos de filosofía.
oui
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