jueves, 10 de octubre de 2019

Curso de literatura rusa, (1940-60), Nabokov. Una reflexión sobre la crítica literaria.




¿En qué consiste la crítica literaria? ¿Acaso es algo más que mera opinión? ¿Hay una crítica más válida que otra?
Son estas las preguntas que se hace un aficionado como yo, que no un académico, y conste que no dispongo ni del tiempo ni del interés necesarios para llevar a cabo un análisis a fondo que solo puede ser ejecutado desde el ocio o como medio de vida.
Nabokov no se molesta en responder a estas preguntas, pero las respuestas se leen entre líneas. Nabokov es un lector excelente que se limita a construir una crítica propia desde unas premisas más o menos determinadas.

En todos mis cursos abordo la literatura desde el único punto de vista en que la literatura me interesa, esto es, el punto de vista del arte perdurable y el genio individual.

Nabokov hace un análisis de lo que él entiende por arte. Obviamente ha vivido la revolución soviética. Quizás por ello rechaza todo tipo de literatura comprometida, o quizás el rechazo venga de algo más hondo aún. Nabokov lo que hace es analizar las novelas a su antojo, y ¡de qué manera! Por eso esta reseña, para dejar huella, testigo para curiosos que gusten de enredarse en la madeja de los entresijos de la lectura, y esto de la mano de un excelente lector a la par que escritor de genio como Nabokov.
A mí, personalmente, me ha parecido encontrar una enorme similitud entre lo que postula en su crítica literaria y lo que nos muestra en sus propias novelas.
Desde luego que muchos lectores no estarán de acuerdo con sus críticas, pero lo que no podemos negar es que Nabokov enarbola coherencia.

Hay que distinguir lo «sentimental» de lo «sensible». Un sentimental puede ser una perfecta bestia en sus ratos libres, Una persona sensible no será nunca cruel. El sentimental Rousseau, a quien se le saltaban las lágrimas ante una idea progresista, distribuyó sus muchos hijos naturales entre diversos hospicios y asilos, y jamás se le dio una higa de ellos. Una solterona sentimental puede mimar a su loro y envenenar a su sobrina. El político sentimental puede acordarse del Día de la madre y aniquilar implacablemente a un rival.

El mismo Nabokov nos advierte, en varios fragmentos, que muchos lectores (académicos incluidos) no estarán de acuerdo con sus afirmaciones.
Por poner un ejemplo, Nabokov es tremendamente crítico con Dostoyevski.

Mi posición con respecto a Dostoyevski es curiosa y difícil. En todos mis cursos abordo la literatura desde el único punto de vista en que la literatura me interesa, esto es, el punto de vista del arte perdurable y el genio individual. Desde ese punto de vista, Dostoyevski no es un gran escritor, sino un escritor bastante mediocre; con destellos de excelente humor, separados, desgraciadamente, por desiertos de vulgaridad literaria.

Quiero volver a insistir en que Dostoyevski era más dramaturgo que novelista. Lo que sus novelas representan es una sucesión de escenas, de diálogos, de cuadros donde se reúne a todos los participantes, y con todos los trucos del teatro, como la scène à faire, la visita inesperada, el respiro cómico, etcétera. Consideradas como novelas, sus obras se desmoronan; consideradas como obras de teatro, son demasiado largas y difusas, y están mal equilibradas.

¡Ojo! No hay que caer en el prejuicio. Nabokov siempre deja claro el nivel de su propia crítica.

Ahora bien, yo voy a hablar con detenimiento de una serie de artistas verdaderamente grandes; y es en ese nivel elevado donde hay que criticar a Dostoyevski. Tengo demasiado poco de profesor académico para dar clase sobre temas que no me gusten. Estoy deseoso de desmitificar a Dostoyevski. Pero me doy cuenta de que el sistema de valores que ello implica puede desconcertar a los lectores que no hayan leído mucho.

La repetición de palabras y frases, el acento obsesivo, la banalidad al cien por cien de todas las palabras, la elocuencia de charlatán vulgar son elementos característicos del estilo de Dostoievski.

Dostoyevski no llegó a sacudirse nunca la influencia que habían ejercido sobre él la novela europea de misterio y la novela sentimental. La influencia sentimental implicaba ese tipo de conflicto que a él le gustaba: situar a personas virtuosas en situaciones patéticas y después extraer de esas situaciones hasta la última gota de patetismo.

Dostoyevski consigue mantener la atención del lector porque sabe hacer tramas intrincadas, edifica sus puntos culminantes y sostiene sus suspenses con maestría consumada. Pero si vuelven a leer ustedes una obra suya que hayan leído, de modo que conocen las sorpresas y complicaciones de la trama, en seguida se darán cuenta de que aquel suspense que experimentaron durante la primera lectura sencillamente se ha esfumado.

Puedes estar de acuerdo o no con su crítica, pero no se puede negar que cada una de sus contundentes afirmaciones está acompañada de fragmentos.
Al mismo tiempo que las críticas negativas, Nabokov va exponiendo los ¿puntos fuertes? que han hecho que Dostoyevski haya sido tan leído:

Pero la trama en sí está bien desarrollada, con muchos recursos ingeniosos que sirven para prolongar el suspense. A mí algunos de esos recursos me parecen, en comparación con los métodos de Tolstoi, como mazazos frente al toque ligero de los dedos de un artista, pero hay muchos críticos que no suscribirían esta opinión.

Antes hablé del método que sigue Dostoievski en la presentación de sus personajes, diciendo que es el propio de un dramaturgo. Al introducir a éste o aquél da siempre una breve descripción de su aspecto, y después rara vez lo vuelve a mencionar. Por lo tanto sus diálogos suelen estar libres de esos incisos que emplean otros escritores: la mención de un ademán o cualquier detalle alusivo al marco.

Turguéniev sale un poco mejor parado que Dostoyevski

Sus novelas y relatos se componen básicamente de conversaciones situadas en distintos ambiente, descritos con mucho encanto; conversaciones sustanciosas y dilatadas, interrumpidas por deliciosas biografías y delicados cuadritos de la campiña. Pero cuando se aparta de su costumbre para contemplar la belleza fuera de los viejos jardines de Rusia, se pierde en una melifluidad insoportable. Su misticismo es de ese género plástico pintoresco lleno de perfumes, brumas flotantes, retratos antiguos que podrían cobrar vida en cualquier momento, columnas de mármol y cosas por el estilo. Sus fantasmas no ponen la carne de gallina, o sí la ponen, pero de puro malos.

La crítica de Nabokov es divertida, como podéis comprobar aquí.

Tolstoi es el mayor escritor ruso de ficción en prosa. Dejando aparte a sus predecesores Pushkin y Lérmontov, podríamos enumerar así a los más grandes artistas de la prosa rusa: primero, Tolstoi; segundo, Gógol; tercero, Chéjov; cuarto, Turguéniev.
Esto es un poco como calificar exámenes, y sin duda Dostoyevski y Saltikov estarán esperándome a la puerta de mi despacho para pedir explicaciones por sus bajas notas.

A mí, personalmente, me gustan Dostoyevski y Turguéniev, pero no puedo negar que cuando vuelva a leerlos (de hecho estoy leyéndolos bajo la influencia de Nabokov) lo haré desde una óptica enriquecida.
Por otro lado, aunque consideréis inapropiada su crítica, es más importante valorar que Nabokov los ha leído con detenimiento y pasión, y digo yo, ¿acaso se le puede hacer mayor homenaje a un escritor?

2 comentarios:

  1. Interesante su visión de Dostoyevski, pero estoy de acuerdo con él. Para mí, Tolstoi es muy superior. Es el ruso que más he leído. De hecho, todo lo que he abordado de Tosltoi, incluyendo sus dos grandes novelones, "Ana Karenina" y "Guerra y Paz", lo he culminado con agrado, pero de Dostoyevski he sido incapaz de leer alguna de sus grandes obras como "Los hermanos Karamazov".
    Un beso.

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    1. Precisamente yo, antes de comenzar con Nabokov, tenía entre manos "Los hermanos Karamazov". Yo tengo que reconocer que me agrada Dostoievski, que tiene algo, ese enajenamiento de sus personajes que me agrada. Por lo demás, la crítica de Nabokov a Dostoievski me parece muy acertada, y ahora estoy disfrutando nuevamente de la lectura, a partir de esos "errores" que apunta Nabokov.
      Y como tú, Tolstoi... está por encima del resto, suma cualidades que pocos otros alcanzan.
      Un beso

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