jueves, 28 de enero de 2021

En vísperas (1860), Turguénev.

 

Publicada en 1860, y escrita quizás un año antes, se supone que el título alude a la Emancipación de los siervos de 1861. Sin embargo, la novela no alude para nada a tal emancipación; incluso podría decirse que no alude para nada a la situación socioeconómica de Rusia. En todo caso hay referencias al enfrentamiento con los turcos, sin olvidar que está fresca la guerra de Crimea. Esta referencia sí me parece importante, así como la ebullición de los nacionalismos eslavos en el entorno de los Balcanes.

La trama de la novela es bien sencilla. Dos amigos, Bersenev y Shubin, abren la escena. Son dos tipos humanos bien diferentes. La introducción de la editorial hace referencia a un artículo o ensayo publicado por aquellas fechas por el maestro con el título de «Hamlet y Don Quijote». Se trata de una elaborada teoría de la personalidad que divide a los hombres en dos tipos fundamentales que se entremezclan en la realidad. Los Hamlets son introspectivos, reflexivos, mientras que los Quijotes viven para la acción. Supongamos que Bersenev representa al tipo Hamlet:

 

No en balde me decía mi padre: «Nosotros no somos sibaritas, muchacho, ni aristócratas, ni niños consentidos por el destino y la naturaleza. Ni siquiera somos mártires. No somos más que trabajadores, trabajadores, trabajadores. Ponte el mandil de cuero, y ¡hala!, a tu banco de trabajo en el taller oscuro. Deja a otros la luz del sol. También hay orgullo y felicidad en nuestra sorda existencia.»

 

Shubin en cambio pertenece más bien al tipo Quijote. La trama apenas se complica con la aparición de una hermosa señorita, Yelena Nikolaievna, de la cual ambos están enamorados. Sí se complica al aparecer un tercero, un amigo de Bersenev, el búlgaro Insárov, obviamente un hombre de acción que no ve el peligro pero que lo afronta con decisión. A mí este personaje me ha dejado frío. Es el eje alrededor del cual se mueve la novela pero no recibe un tratamiento ni mucho menos redondo. Resulta tan perfecto en cuanto a la rectitud de sus actos e ideales que no parece un hombre de carne y hueso. A mi manera de ver se parece mucho más al estereotipo que podemos hacernos acerca del nacionalista fanático:

 

―Perdóneme. No puedo hablar de esto con frialdad. Pero hace un instante me preguntaba usted si amo a mi patria. ¿Qué otra cosa cabe amar en este mundo? ¿Qué otra cosa hay que sea inalterable, que esté por encima de toda duda? ¿Qué otra cosa en que, después de Dios, sea imposible no creer? Y cuando esa patria le necesita a uno… Fíjese: el último campesino, el último mendigo en Bulgaria y yo… todos queremos lo mismo. Todos tenemos un mismo propósito. Hágase cargo de la fuerza y la confianza que eso nos da.

 

La bella Yelena termina por decidirse por el búlgaro, de alguna manera también ella es Quijote.

 

En consecuencia, el público ruso quedó dividido ante la novela. El lector liberal la recibió con entusiasmo mientras que el lector conservador se escandalizó por las decisiones tan modernas que tomaba la heroína Yelena que, si bien empieza con dudas:

 

«…¡Ay, si al menos hubiera alguien que me dijera: ¡Esto es lo que debes hacer! Ser buena no basta; hacer el bien… sí, eso es lo que importa en la vida. ¿Pero cómo hacer el bien?»

 

… luego termina por convertirse en protagonista indiscutible de la novela y, en definitiva, en la que toma las decisiones difíciles, ¡la Quijote!

 

Es curioso que la crítica, o cuando menos las editoriales que publican al maestro, consideran que está novela está entre las mejores. Por mi parte siento preferencia por esas novelas viscerales en las cuales el protagonista, que se parece mucho al escritor, termina derrotado por una mujer fatal. A mi manera de ver, esta novela está entre las peores del maestro. El personaje de Yelena tampoco me ha parecido muy real, nada que ver son esas (anti)heroínas de Turguénev que son capaces de acabar con cualquiera de entre los hombres. Así y con todo, una novela más del maestro que se lee con fruición, una novela ligera.

 

Hacia el final del libro una fabulosa comparación me permite cerrar la reseña con ese aire pesimista que orla toda la narrativa de Turguénev:

 

«…. Sobreviene a veces que, al despertar, se pregunta uno con temor involuntario: ¿pero es posible que tenga ya treinta… o cuarenta… o cincuenta años? ¿Cómo es que ha pasado la vida tan deprisa? ¿Cómo es posible que esté tan cerca la muerte? La muerte se asemeja al pescador que, después de coger un pez en su red, lo deja algún tiempo en el agua; el pez sigue nadando, pero envuelto en la red, y el pescador lo sacará del agua cuando le venga en gana.»

 

5 comentarios:

  1. Ese final con que cierras me ha dejado un poco tocada y con los pelos de punta. Una que ya pasa de los sesenta siente eso mismo: cómo ha podido pasar tan rápido la vida y encontrarme aquí en condiciones de ser sacada del agua en cualquier momento. En fin, mejor no pensarlo.
    Cuando gusta mucho un escritor se intenta leer toda su obra y aunque hay libros mejores y peores, todos sirven para adentrarse en su obra.
    Un beso.

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  2. Como muy bien dices, cuando te gusta un escritor, se disfruta de él, incluso de sus obras de calidad inferior. Luego hay lectores, y cada cual destaca sus preferidas.
    Luego ese final, fíjate, hasta en sus peores obras los maestros muestran su calidad. El pesimismo de Turguéniev es muy común en los rusos, pero también es propio en general de los grandes maestros de la literatura.
    Besos

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  3. Pues a mí, el planteamiento sí que me llama, aunque te haya parecido una novela floja para ser de Turguéniev. Eso sí primero leeré algunas de las de las que recomiendas siempre con esas femme fatales. Un saludo y gracias por la reseña.

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    1. Estoy lejos de sorprenderme por una opinión diferente de otro lector. Aquí expongo mi opinión, nada más, tanto y tan poco válida como cualquier otra. El caso que se le toma cariño a esos que cuando escribieron lo dieron todo, y Turguéniev fue uno de ellos. Sería una pena que alguien que empezara con él, guiado por una valoración sesgada como la que ofrece la editorial, lo hiciera por una novela tan poco visceral y lo abandonara.
      Saludos y gracias por tirar del hilo.

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