Trurl
y Clapaucio son dos robots capacitados para construir casi cualquier artilugio que
quepa en vuestra imaginación. Ciertamente que su condición robótica es tan
humana que se podrían leer los cuentos confundiendo perfectamente a los
protagonistas con personas de carne y hueso.
Digamos
que nuestros dos protagonistas son famosos por todo el espacio, o que progresivamente
alcanzan dicha fama gracias a sus construcciones. Lo mismo manipulan las
estrellas que diseñan pequeños artilugios, pero su poder es evidentemente
inmenso. Viajan por planetas fantásticos prestando ayuda a quien la necesita o
simplemente cobrando elevadas sumas por sus servicios.
Lem
nos pinta un futuro extravagante, con reinos que regresan a la edad media
aunque posean una tecnología muy superior. El hombre en sí no ha cambiado un
ápice en cuanto a sus aspiraciones o decepciones, en cuanto a sus defectos y
virtudes.
La
obra se divide en expediciones. La expedición primera o Receta de Garganciano
sirve para que dos planetas belicosos terminen unidos en la mayor fraternidad.
La
expedición segunda o El electrobardo de Trurl relata la construcción de un
enorme electrobardo poeta. El proyecto es tan absurdo como alegórico, y le
sirve a Lem para sacar a relucir su aguzada sátira.
La
expedición tercera o Los dragones de la probabilidad.
La
expedición cuarta o Cómo Trurl se sirvió de un mujerotrón para liberar al
príncipe Pantárctico de las torturas del amor, y cómo luego tuvo que usarse un
lanzaniños.
La
expedición quinta o Las travesuras del Rey Balerión.
Y
sigue así la procesión de extravagantes expediciones, parodias de los cuentos
de hadas, de la futilidad de la ambición, de las dificultades que encuentran
las comunidades humanas para fijar un objetivo cuerdo en su dinámica evolutiva.
Como
aquí estoy para opinar, tengo que decir que podéis prescindir perfectamente de
estos relatos. Lem se divierte, juega con sus robots y fabula a su antojo, pero
en ningún momento ha captado mi atención. Nada que ver, ni por asomo, con las
dos grandes obras que he leído, hasta el momento, de Lem, las geniales Solaris
o El hospital de la transfiguración.
El planeta con tecnología superior pero que sigue en la Edad Media, creo que ya lo conocemos...
ResponderEliminarAunque la tecnología moderna nuestra tampoco es tan "superior" siquiera. Si una simple grapadora fallase de forma reiterada como un ordenador o un móvil (múltiples cuelgues, baterías defectuosas, etc) la devolveríamos sin más como defectuosa.
Me estaba interesando en el libro, que me sonaba a unos Viajes de Gulliver en versión cibernética, y al final sueltas el cubo de agua fría: "podéis prescindir".
Ya te vale...
Jajaja Boni.
EliminarNo, a mi modo de ver no merece la pena. Son relatos fallidos. Supongo que a Lem ya no le ponía pegas el editor.
He leído alguna reseña al vuelo y todos se limitan a aplaudir al maestro, pero a mí no me ha entusiasmado ni un solo relato y los últimos los pasé a la velocidad de la luz.
De todas maneras, siempre me gustó la Ciencia Ficción y te aseguro que leeré todo aquello de Lem que caiga en mis manos.
Hombre lea estos cuentos, eso de prescindir simplemente es de seguro por que a el no le gusto, pero no significa que ha usted no le gusten estas historias, cada quien tiene su gusto.
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