jueves, 5 de julio de 2018

Tess d’Ubervilles (1891), de Thomas Hardy




Desde la universidad tenía pendiente la lectura de este escritor. Me atraían sobremanera las críticas, el aire triste y deprimente que rodea a sus novelas, pero al mismo tiempo tanto la película como el romanticismo me tiraban para atrás. Nada más lejos de la realidad.
Es una novela triste, muy triste, más dura de lo que hubiera alcanzado a imaginar, una novela altamente recomendable y que he leído de un tirón.

¡No hay un Dios en el cielo; todo es maldad en el mundo!

Hardy lleva a cabo un interesante ejercicio de descripción costumbrista, de su Dorset natal. Se nos describen los paisajes al tiempo que las personas que los habitan, y todo ello con un estilo tan personal como natural.

El viajero procedente de la costa que, luego de caminar hacia el norte una veintena de millas, por hondonadas cretáceas y tierras de cereales, alcanza de pronto el filo de uno de aquellos escarpados, sorpréndese y deléitase al contemplar, tendida a sus pies cual un mapa, una comarca absolutamente distinta de las que acaba de cruzar.

El pueblo estaba ya cerrando los ojos. Desparecían de todas las partes las luces. Tess imaginábase en el interior de las casas a los que apagaban aquellas luces con la mano extendida.

La muchacha apresurose a descargar el cesto, comprobando que el frasco de la melaza se le había roto. Hubo entonces una carcajada general, provocada por el curioso aspecto que ofrecía la espalda de la moza. Ésta, irritada, resolvió quitarse la ridícula mancha por el medio más rápido, y tirándose furiosa en el suelo de la finca que iban a cruzar y restregando desesperadamente la espalda contra la hierba, comenzó a secarse la tela como Dios le dio a entender, arrastrándose por el césped y apoyando en él los codos.

La trama está llena de acción, ni mucho menos vertiginosa pero sí capaz de contentar al más exigente de los lectores. Pero lo trascendental en la novela es el rechazo social, la figura de Tess como proscrita y la injusticia de dicha proscripción.

Hasta que al cabo de los años no se hubiera borrado, por lo menos de su espíritu, aquella sensación de fracaso no podía estar allí tranquila. Sin embargo, Tess sentía latir en su interior las pulsaciones de una vida ardorosa todavía y henchida de esperanzas; aún podía ser feliz en algún rincón del mundo, donde no hubiese vestigio alguno de su triste pasado. Eludir el pasado y todo lo referente a él equivaldría a aniquilarlo, y para lograr tal cosa no había más que huir.

Ya de por sí el cambio de un aire pesado a otro más ligero, o la sensación de hallarse en un ambiente nuevo, donde no había miradas envidiosas que en ella se posasen, levantáronle extraordinariamente a Tess el ánimo. Sus esperanzas mezcláronse con el resplandor solar en una fotoesfera que la circundaba de un nimbo, en tanto caminaba de cara a la tibia brisa del sur. Oía una grata voz en cada ráfaga y en cada nota del trinar de las aves acechaba el goce.

Aquí he encontrado una relación circunstancial con La letra escarlata o incluso con La casa de los siete tejados, ambas de Nathaniel Hawthorne, y dicho hallazgo, así como el tratamiento diferenciado pero al mismo tiempo paralelo, de dicha temática, ha enriquecido sobremanera mi lectura.

Fue tal el retraimiento que todos concluyeron por creer que se había ido del pueblo.
Sólo después de anochecido hacía Tess algún ejercicio, sintiéndose entonces menos sola en la soledad de las arboledas solitarias. Conocía perfectamente ese momento de la tarde en que la luz y la sombra se contraponían de tal suerte en tan absoluto equilibro que, neutralizándose mutuamente la extinción del día y el paréntesis vital de la noche, queda la mente en la más libre holgura. Es entonces cuando el dolor que supone la vida se adelgaza hasta el más mínimo de sus dimensiones. No les temía Tess a las sombras; su único anhelo consistía en verse lejos de la humanidad, o, por mejor decir, de ese frío conglomerado que se llama mundo, y que, tan terrible en conjunto, resulta tan insignificante y mezquino si se le descompone en sus unidades.

Ojo con Hardy. Todas sus novelas provocaron polémica en su tiempo, fundamentalmente por un tratamiento sexual que al lector presente le parecerá del todo ausente. Por mi parte, trataré de leer alguna más de sus novelas, que no son fáciles de encontrar, a excepción de la presente. Hardy tiene mucho, mucho fondo.

La experiencia ―diche Roger Ascham― nos sirve para encontrar un atajo después de un largo rodeo. No es raro que esta caminata nos deje ya rendidos para seguir andando, y entonces, ¿qué utilidad tiene la experiencia? De esta índole extenuadora era la de Tess Durbeyfield. Por fin se había enterado de lo que debía hacer, pero ahora, ¿de qué le servía saberlo?
Si al ponerse en relación con los d’Uberville se hubiera atenido inflexiblemente a las máximas y consejos que de sobra conocía como todo el mundo, no se hubieran burlado de ella de aquel modo. Más no estuvo en su mano ―como no lo está en la de nadie― ver con toda claridad la verdad que tales sentencias y máximas encerraban, hasta tanto que ya no era sazón el utilizarlas. Como tantos otros, también Tess hubiera podido argüirle a Dios como San Agustín: «Nos has enseñado un camino mejor del que nos has permitido seguir»

4 comentarios:

  1. Me has afilado mi colmillo literario, Rubén. Es la típica novela que pulula por los estantes de tu casa, pero que como dices, su cubierta te engaña, al parecer más un folletín que otro tipo de lectura. La pongo en el radar. Últimamente me estoy metiendo en la ciénaga narrativa de la posguerra, cuando se decía que la novela española se encontraba en crisis. Haré supongo, un parón con tu recomendacion. Muy buena reseña.

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    1. Sender y compañía, una ciénaga con alguna hermosa florecilla, ¡que lo disfrutes!
      Tess es una proscrita, una marginada por la sociedad y, a mi juicio, la novela lo tiene todo. En lo personal, la leí justo después que mi mujer, y hemos tenido acaloradas pero fructíferas discusiones ;)

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  2. Excelente leitura e recomendo a todos a leem esse belo romance. Parabéns pelo maravilhoso blog.

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  3. Excelente recomendação de leitura .
    Para ler e reler .

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