lunes, 3 de septiembre de 2018

El retrato de una dama (1881), de Henry James



Después de varios trabajos leídos del maestro, primera gran decepción. La novela se acerca a las mil páginas y desde su primer tercio se me hizo cuesta arriba. Entiendo que el mundo de James es el de la sofisticación, el de la hipocresía de las clases altas y sus lejanas inquietudes, y aunque en definitiva son estas, como las demás, personas de carne y hueso, en esta ocasión me quedo con la sensación de que James alcanza a definir mucho mejor a los personajes en pocas palabras, a través de la sugerencia y la elipsis, que a través de largas parrafadas.
No sé si me explico, creo que James tiene pequeñas nouvelle en las cuales define lo mismo pero con la diferencia de que le bastan cien páginas. No soy ningún experto, ni en James ni en nada que se precie, pero me da por pensar que el maestro pretendió abrir el segmento de lectores usando de una prosa más sencilla y sirviéndole en bandeja todo, sin necesidad de una participación activa por parte del lector. No es más que una opinión personal, sin elaboración por mi parte.
Un buen ejemplo de las sensaciones que me ha ofrecido la lectura es que no ha dado de sí, como suele suceder con los grandes clásicos, una interesante selección de fragmentos.

La señora Touchett decide traer consigo a Europa a su sobrina americana, la protagonista, Isabel Archer. La propia señora Touchett explica sus razones:

Te confieso que calculé que me daría cierto lustre. Me gusta que se me estime, y para una señora de mi edad no hay cosa más conveniente, en algunos aspectos, que una sobrina atractiva.

Isabel Archer ocupa toda la escena. Es una persona extraordinariamente bella, y simpática, aunque su inteligencia será puesta en tela de juicio a partir de su elección de marido, asunto nuclear de la novela.

Lo que más temía Isabel en aquella época de su desarrollo era parecer estrecha de miras; lo siguiente en el orden de sus temores era serlo de verdad.

Varios personajes corales rodean a Isabel, su primo Ralph Touchett, Lord Warburton, un prestigioso lord inglés que todo lo consigue menos la mano de Isabel, Caspar Goodwood, su extrovertida amiga Henrietta… Isabel rechaza las mejores opciones de matrimonio para terminar cayendo en las garras del más vil y maquiavélico, Gilbert Osmond, a través de las maquinaciones de su amiga y celestina Madame Merle. No temáis por el spoiler porque alguna sorpresa hay, a mi modo de ver insuficiente para un tocho de más de ochocientas páginas.

Él no había cambiado; no se había disfrazado más que ella durante el año en que la cortejó. Pero lo que ella había visto entonces era sólo la mitad de su naturaleza, como se veía el disco de la luna cuando la sombra de la tierra lo enmascaraba en parte. Ahora veía la luna llena veía al hombre entero. Ella se había estado quieta, por así decirlo, para dejarle a él todo el campo libre, y aun así había tomado la parte por el todo.

Demasiadas páginas, a mi modo de ver y teniendo en cuenta la maestría de James para la elipsis, para describir a un personaje como Isabel Archer, primero en exceso engrandecido, casi divina, y después humanizada de tal manera que, víctima del orgullo, no nos queda otra sino despreciarla, porque no cabe sitio para la conmiseración hacia una persona que se movió entre sus semejantes con tanto orgullo y suficiencia.

No busquéis más argumento. Entiendo que el estilo y la profundidad psicológica que alcanza James son, en ocasiones sublimes (gracias a eso he terminado la novela), pero repito, a mi modo de ver, son demasiadas páginas para ahondar en un panorama estéril. Quizás sea mi estrechez de miras, la extrema humildad de mi posición la que me ha hecho aborrecer posición económica tan desigual, o quizás que la novela fue publicada periódicamente en una revista como si se tratara de un folletín, pero el caso que no estoy en absoluto de acuerdo con varios titulares que sitúan a esta novela entre las mejores de James.
En mi opinión la novela resulta en exceso previsible, incluso diría que prescindible dentro del conjunto de la grandiosa obra del maestro, que dicho sea de paso, apenas he comenzado a conocer en su enorme extensión. Pero tampoco me hagáis mucho caso porque no es más que una impresión, que quizás sirva como acicate para que la leáis y os labréis la vuestra propia.

3 comentarios:

  1. Es una de mis eternas pendientes. Después de quitar de esa lista "Otra vuelta de tuerca", es esta la que tenía como próxima, que no inminente, lectura de James. A ver si me decido, aunque después de leer tu reseña, no sé si me he desanimado un poco.
    Un abrazo.

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    1. Quién sabe si te gustará. Es subjetivo. Washington Square sí te la recomiendo porque el tema te podrá atraer o no pero es una novela redonda.

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    2. "Washington Square" sí le he leído, precisamente para una lectura conjunta en facebook. Estoy de acuerdo totalmente contigo: es una novela quasi perfecta.

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