martes, 24 de octubre de 2023

Los comuneros (1989), Joseph Pérez

 

Me ha parecido que este trabajo está dotado de un enorme potencial didáctico, y de ahí esta burda reseña. Quizás no sea más que una impresión personal. Además de tratarse de una exposición no demasiado extensa, está muy bien estructurada y dispone de un capítulo final que dice: “significado histórico de las comunidades”. En este capítulo se relata el uso práctico que se le ha dado al movimiento comunero a lo largo de la historia, pues no podemos pasar por alto que los diferentes relatos que se hacen de los mismos acontecimientos son debidos al uso que de ellos hacen los hombres en beneficio propio. Vienen muy al caso los dos conflictos calientes que tenemos a un lado, Ucrania y Palestina, y cómo los medios de comunicación tratan de manera tan diferente el uno y el otro. A veces, como es el caso que nos ocupa, pasan cinco siglos hasta que disponemos de una visión global y coherente de un conflicto. Algunos, que hablan y hablan de política sin haber leído jamás un libro de historia, deberían hacérselo mirar.

Durante los siglos XVI y XVII todos los cronistas condenan la revuelta contra el Rey legítimo como algo inadmisible, un levantamiento, un accidente lamentable de la plebe contra el orden social establecido. El término comunero pasa a ser utilizado como sinónimo de rebeldía o sedición popular, en cierto modo con sentido despectivo o peyorativo. A decir de Quevedo fue Lucifer el primer comunero. Don Quijote llama la atención de Sancho Panza para que abandone su costumbre de soltar refranes cuando sea gobernador de la isla Barataria porque «Te han de quitar el gobierno tus vasallos o ha de haber entre ellos comunidades».

Sin embargo, desde finales del siglo XVIII, sorprendentemente, el movimiento comunero es rehabilitado. Los hasta ahora desacreditados y olvidados, son ahora convertidos en mártires de la libertad, en símbolos de la lucha contra el despotismo. Las comunidades son rehabilitadas y pasan de ser un acontecimiento de poco calado, una simple revuelta popular, a un momento clave de la historia de España. Ahora se denuncia a Carlos V y sus ministros flamencos, mientras que Padilla, Bravo y Maldonado son los héroes de la libertad ¿Cómo lo veis? Las Comunidades son entendidas como una reacción popular contra el absolutismo y el gobierno de los extranjeros.

Obviamente tanto la antigua como la nueva interpretación son políticas, como lo son la interpretación de los conflictos actuales, por supuesto.

El siguiente paso en la historiografía del asunto lo dejo en palabras de Joseph Pérez:

 

“La revisión no la hacen los historiadores sino, una vez más, los escritores comprometidos”.

 

Ideas nuevas vienen del revisionismo propio de la denominada Generación del 98, pero habrá que esperar hasta la segunda mitad del siglo XX para encontrarnos con la revisión más seria, la de Maravall, que sitúa el movimiento comunero en el marco de los movimientos revolucionarios de la Europa moderna. A grandes rasgos, se trata de una revolución política que trata de aupar a las clases medias, a una todavía incipiente burguesía, y que busca la organización de un gobierno representativo a la manera de una monarquía parlamentaria. No se puede pasar por alto que la motivación económica que guiaba a los comuneros pretendía remediar las desventajas que tenía Castilla como productora de materias primas, de lana. Promocionar las manufacturas propias llevó a la división del propio movimiento con la defección de los acaudalados especuladores de Burgos, que se situaron a la vera del Rey para conservar sus privilegios.

Quizás sea éste el germen de la sempiterna crisis española. El fracaso de la burguesía, que todavía era demasiado débil para imponerse, comprometió sus posibilidades de crecimiento a medio y largo plazo. La burguesía castellana fue la que pagó los gastos de la guerra. La nación independiente y moderna que gestaron los Reyes Católicos adquirió un nuevo cariz con la llegada de Carlos V.

Merecerá la pena esta simple reseña si sirve a alguien de acicate para la lectura de nuestra historia, que seguro que sí.

 

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